Hoya kerrii
Hoya kerrii, comúnmente conocida como la planta del corazón
o Hoya de San Valentín, es una planta de interior popular conocida por sus
hojas en forma de corazón. Originaria del sudeste asiático, prospera en climas
tropicales húmedos y puede crecer como epífita trepadora o litófita. A menudo
se da como regalo debido a la forma única de sus hojas.
Instrucciones de cuidado
Hoya kerrii prefiere luz brillante e indirecta y
temperaturas moderadas. Prospera con alta humedad, pero puede tolerar niveles
promedio de humedad interior. Riegue la planta cuando la capa superior del
suelo se seque, pero evite dejarla en agua. Se puede cultivar tanto en
interiores como en exteriores en climas adecuados.
Suelo
Hoya kerrii prefiere un suelo con buen drenaje, como una
mezcla de marga y perlita. Asegúrese de que el suelo esté aireado para evitar
la pudrición de las raíces. Una maceta con orificios de drenaje es esencial
para permitir que escape el exceso de agua.
Fertilizante
Alimente a Hoya kerrii con un fertilizante líquido
equilibrado diluido a la mitad de su concentración cada 4-6 semanas durante la
temporada de crecimiento. Reduzca la fertilización durante los meses de
invierno, cuando el crecimiento de la planta se ralentiza.
Trasplante
Trasplantar Hoya kerrii cada 2-3 años o cuando supere el
tamaño de la maceta. Elija una maceta un poco más grande que la actual y
renueve la mezcla de tierra. Manipule las raíces con cuidado para evitar
dañarlas.
Propagación
Propague Hoya kerrii mediante esquejes de tallo. Tome un
esqueje con al menos un nudo y algunas hojas y colóquelo en agua o en una
mezcla de tierra con buen drenaje. Mantenga el esqueje en un ambiente cálido y
húmedo hasta que se desarrollen las raíces.
Podar
Podar Hoya kerrii para mantener su forma y fomentar un
crecimiento más frondoso. Quitar las hojas muertas o amarillentas y recortar
las enredaderas largas. La poda se puede realizar durante todo el año según sea
necesario.
Toxicidad
Hoya kerrii generalmente no es tóxica para las mascotas ni
para los humanos. Sin embargo, siempre es mejor mantener las plantas fuera del
alcance de las mascotas y los niños para evitar posibles problemas.
Te recomendamos de manera
preventiva que pulverices la planta con jabón potásico + aceite de Neem cada 60
días. También podés utilizar tierra de diatomeas diluida para prevenir la
proliferación de plagas.
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